Muchas empresas llevan décadas en una constante transición con el fin de establecer estrategias y metodologías capaces de dar respuesta a las necesidades de nuestra sociedad. En este sentido, aspectos como la diversidad, la inclusión, la sostenibilidad o la igualdad, resultan fundamentales.

Aprender a crear espacios de trabajo en línea con unos valores que respeten y den valor al capital humano, es la base de cualquier compañía. Son ya muchas las organizaciones que hacen crecer su filosofía y misión, enfocándose en unas metas que van más allá de su producto o servicio. Las personas toman el relevo del beneficio económico, posicionándose como motivación clave para el crecimiento y el éxito de una empresa.

En línea con esta visión, establecer el liderazgo adecuado puede ayudar a una organización a reflejar esta cultura de valores en sus propios equipos. Para lograr la máxima motivación y compromiso de las personas dentro del entorno de trabajo, la confianza unida al liderazgo resulta primordial.

¿Cómo influye la confianza en el liderazgo?

La figura de líder/lideresa aporta una función clave dentro de cualquier espacio de trabajo. Disponer de la capacidad de influir, motivar o guiar a un conjunto de personas, puede generar un impacto positivo en la productividad o el bienestar del equipo.

La consecución de objetivos comunes se vuelve una constante dentro de cualquier compañía. Por esta razón, crear ambientes donde la confianza, la participación y la colaboración estén presentes, puede contribuir en el progreso y crecimiento de una empresa.

La confianza aporta seguridad a las personas, tanto a nivel interno como externo. Poder confiar en la persona que ejerce como líder/esa, es un elemento fundamental para que un equipo se sienta seguro y comprometido. Liderar dando ejemplo de buena conducta, comportamiento y competencias es clave para evidenciar ética y profesionalidad.

¿Cómo construir la confianza?

Existen una serie de conceptos que ayudan a crear y reforzar la confianza del equipo en la figura del/la líder/esa:

Empatía. Disponer de la capacidad de escuchar de forma activa a cada empleado/a es vital para crear confianza. Atender y preocuparse por las necesidades y opiniones de todo el equipo puede aportar una visión del funcionamiento del grupo y ayudar a reconocer puntos de mejora.
Integridad. La ética juega un papel principal en cualquier aspecto de nuestra vida. En el entorno laboral, manifestar coherencia entre los valores, principios y acciones será fundamental para transmitir la honestidad y responsabilidad necesaria que genere confianza.
Transparencia. Fomentar una comunicación bidireccional ayuda a generar una interacción que promueva la transparencia y la confianza, permitiendo a ambas partes compartir información de forma constante. Este factor es vital para el trabajo en equipo y el desarrollo de la eficiencia.
Autenticidad. La honestidad y la sinceridad ayudan a la figura de liderazgo a demostrar autenticidad. Como líder/lideresa es importante tener unos valores propios y no perder la propia esencia. Mostrarse tal como uno/a es, sin aspirar o pretender ser alguien diferente, aporta credibilidad y ayuda al equipo a confiar y ver un/a referente y ejemplo en la persona que lidera.

¿Qué beneficios aporta la combinación de confianza y liderazgo?

Tener en cuenta estas dos habilidades, y unirlas, puede aportar múltiples beneficios:

Mejora de la productividad. Crear equipos que confían en su líder/lideresa ayuda a mejorar el desempeño gracias a la colaboración y una buena gestión del equipo.
Adaptabilidad. Un grupo de personas que trabajan motivadas y comprometidas tienen la capacidad de adaptarse mejor a los cambios. Confiar en su líder/esa puede generar confianza en las propias habilidades de cada trabajador/a, contribuyendo en la toma de decisiones que mejores resultados aporten.
Cultura de empresa. Un ambiente de trabajo donde la confianza es evidente genera un ambiente seguro. Compartir valores y visión ayuda al grupo a potenciar su talento, hacer crecer su compromiso con la organización y colaborar de forma unida por el bien común del equipo y la compañía.

Romper con el liderazgo autocrático, que abandera el poder absoluto, para implementar un liderazgo democrático y participativo puede marcar la diferencia. La confianza es el punto de inflexión que puede dejar de lado modelos obsoletos de gestión de equipo, para fomentar una nueva estrategia de trabajo donde las personas y su talento se posicionen a la cabeza de la ecuación.

El perfil de líder/esa tiene el poder de transformar el modelo empresarial hacia un nuevo ecosistema laboral, donde las personas y el talento sirvan de inspiración para el progreso, la innovación y la eficiencia.

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Autora: Érika Pérez

Imagen: www.freepik.es

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