Dentro de cualquier empresa, las personas son el pilar que determina el éxito. No obstante, disponer del personal mejor cualificado no siempre es suficiente. Existen múltiples factores que pueden impactar de forma negativa en el desempeño del equipo, entre ellos destaca la falta de motivación.

Cuando los/las trabajadores/as pierden el interés o no ven reconocido su trabajo, la productividad, indudablemente, se verá afectada. Por esta razón, establecer medidas preventivas que garanticen la motivación activa o la reinserción de prácticas que fomenten el desarrollo profesional será clave para que las necesidades del equipo estén cubiertas.

Existen diversas teorías sobre la motivación. Entre las más destacadas está la Teoría de Maslow, reconocida por ser un modelo que establece una pirámide de necesidades enfocada en 5 niveles. Desde las necesidades básicas, como las fisiológicas o la seguridad, hasta las necesidades sociales, de estima o de autorrealización, se convierten en factores claves para conservar la motivación.

No obstante, las críticas a la rigidez del modelo de Maslow han hecho que surjan nuevos conceptos, como la teoría ERC de Clayton Alderfer, que ofrece una alternativa más flexible. Alderfer simplifica el modelo de Maslow en 3 categorías:

Existencia, donde entrarían las necesidades fisiológicas y seguridad.
Relación, que agrupa los vínculos sociales o el reconocimiento.
Crecimiento, que incluye el desarrollo o la autorrealización.

Alderfer establece que dichas necesidades no necesariamente deben seguir un orden estricto, por lo que su modelo no limita la satisfacción a unas necesidades u otras, en función del orden que ocupan. De esta forma, cada persona establece sus prioridades, dando mayor protagonismo a la categoría que consideren. Así, es posible evitar la frustración de no lograr cumplir ciertos niveles, factor determinante para no perder la motivación.

Tener en cuenta el modelo ERC dentro de las empresas puede ayudar a crear entornos de trabajo productivos y saludables. Entre los beneficios más destacados están:

Mayor rendimiento. Reconocer las necesidades de cada trabajador/a permite aportar soluciones que ayuden a satisfacer sus preocupaciones, favoreciendo así la motivación, el compromiso y la motivación.

Bienestar laboral. La teoría ERC permite un análisis continuo de la situación dentro de la empresa, estudiando y previniendo posibles conflictos gracias a la creación de entornos de trabajo más adaptados a las necesidades del equipo.

Reducción del estrés. Reconocer que aspectos pueden generar frustración o desinterés permite a las empresas anticiparse para gestionar posibles conflictos que puedan generar desmotivación.

Incluir este modelo puede así contribuir en la buena gestión del talento dentro de cualquier compañía, permitiendo a cada trabajador/a desarrollar su carrera y aportar todo su potencial de forma eficiente, siempre manteniendo su bienestar como una prioridad, tanto para ellos/as mismos/as como para la organización.

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Autora: Érika Pérez

Imagen: www.freepik.es

El modelo ERC: jerarquía de la motivación